Web de Guijo de Santa Barbara

En esta página de Guijo de Santa Bárbara puedes encontrar los principales datos de interés sobre nuestra localidad, además de ser un punto de encuentro entre los guijeños en Internet.

lunes, 28 de octubre de 2013

La Caza en Guijo de Santa Bárbara

La caza ha sido una de las actividades tradicionales en Guijo de Santa Bárbara. No era un simple deporte o una distracción, sino una necesidad.

Era una forma de complementar la dieta familiar, sobretodo en épocas de escasez. Asimismo era una forma de aprovechar un recurso natural renovable que, gestionado de una forma adecuada y sin realizarlo de manera abusiva, permite obtener unos beneficios y conservar las especies.

En el siglo XVII, el insigne historiador jarandillano Don Gabriel Azedo de la Berrueza y Porras en su obra Amenidades, florestas y recreos de la provincia de La Vera Alta y Baja en la Extremadura, nos habla de la caza en nuestra tierra donde cazaron reyes con Alfonso XI o Fernando V (El Católico). Alfonso XI menciona distintos montes de La Vera en su celebérrimo Libro de la Montería. Entre ellos aparece el Monte del Guijo.

En siglo XVII las principales especies cinegéticas del Guijo y de La Vera en general eran el jabalí, el corzo, la cabra montés, el conejo, la liebre y la perdiz. Había también otras especies de menor importancia pero una importante especie cinegética de la época ya había desaparecido: el oso pardo.

El oso pardo habitó nuestras sierras y bosques hasta finales del siglo XVI. Tenemos testimonios escritos de su presencia en las Ordenanzas de La Villa de Tornavacas que fueron escritas en 1560. Sin embargo en 1590, se reescriben de nuevo las citadas ordenanzas y ya no se habla del oso por lo que debía de haberse extinguido. El oso no se cazaba por su carne sino por su piel y por los grandes daños que causaba a la cabaña ganadera que, por aquel entonces, estaba en plena expansión. Era la pieza favorita de los reyes.
Hoy el oso está en grave peligro de extinción y en España sólo habita en la Cordillera Cantábrica y en Los Pirineos.

El corzo, un pequeño animal de la familia de los ciervos, habitó más tiempo en La Vera, siendo abundante hasta mediados del siglo XVIII cuando poco a poco comenzó su declive debido a la caza abusiva. Su nombre quedó grabado en la toponimia guijeña con nombres como El Picorzo, zona de la sierra guijeña. El corzo era cazado por su exquisita carne y por los graves destrozos que causaba en la agricultura. Tengamos en cuenta que en aquella época, muchas fincas guijeñas situadas a gran altitud eran utilizadas para el cultivo de centeno. Hoy el corzo está volviendo a poblar nuestros robledales. No sabemos si ha sido introducido o ha recolonizado la zona procedente del Valle del Jerte.



La cabra montés es hoy la especie reina de la fauna verata. Como sabemos, nuestro pueblo forma parte de la Reserva de Caza La Sierra junto con Tornavacas, Jarandilla de La Vera, Losar de La Vera y Viandar de La Vera. Por ello contamos en nuestro pueblo con un magnífico Centro de Interpretación en el que la cabra montés es la protagonista.

Se trata de un mamífero perfectamente adaptado a la dura vida en la sierra y que durante siglos ha sido una apreciadísima pieza de caza tanto por su trofeo como por la valiosa piel y la exquisita carne. En el siglo XVIII aún se pensaba que su sangre era medicinal y servía para curar algunas enfermedades relacionadas con el aparato respiratorio.

La caza abusiva puso en grave peligro a la especie por lo que en los años 80 del pasado siglo fue necesario prohibir su caza para permitir la recuperación de tan singular especie.
Desde 2001, con la creación de la citada Reserva de Caza, la especie puede cazarse legalmente. Su caza está gestionada y rigurosamente controlada por la Junta de Extremadura, aportando grandes beneficios a los pueblos de la Reserva y a los propietarios de los terrenos integrados en la misma.
La carne de la cabra montés ha sido tradicionalmente muy apreciada para la elaboración de los exquisitos tasajos.


El jabalí es un animal de sobra conocido por todos. Semejante al cerdo doméstico, con el que a menudo se hibrida, es una pieza cinegética de gran interés. Su carne es muy valorada para la preparación de embutidos.
Dado que en El Guijo como en otras muchas zonas, carece de enemigos naturales, su población debe controlarse mediante la caza para reducir los daños a los cultivos.

La Perdiz roja es la reina de la caza menor. Se trata de un ave que puede vivir tanto en zonas bajas como en terrenos de media y alta montaña. En otro tiempo, su población era muy abundante en La Vera pero el aumento poblacional de zorros y jabalíes, que destruyen los nidos y devoran los huevos, colocó a la perdiz en una situación crítica de la que, afortunadamente, va saliendo poco a poco.
Tradicionalmente se cazaba con reclamo, utilizando una perdiz macho para atraer a otros machos competidores con su canto. La perdiz se tenía en una jaula de alambre. Más arcaico era cazarlas con rudimentarias pero efectivas trampas, muy utilizadas en nuestro pueblo.


La Trampa de tablillas consistía en un bastidor formado por cuatro palos al que se ataban con pelo de cola de caballo dos tablillas abatibles. La trampa se colocaba sobre un hueco practicado en el suelo de alguna trocha utilizaba habitualmente por las perdices. Al pisar sobre ella, la trampa se abría y el ave caía dentro, cerrándose inmediatamente las tablillas e impidiendo la huida del ave.

Otra trampa aún más primitiva, era la de lancha, consistente en una lancha de piedra sujetada con un palito. La trampa se colocaba sobre un pequeño hoyo y se ponía como cebo la cebollita del azafrán serrano o flor de la perdiz (Crocus carpetanus), alimento muy apetecido por las perdices. Cuando el ave intentaba coger las cebollitas, tocaba el palo y la lancha caía sobre ella. La perdiz es un ave muy apreciada gastronómicamente.



El conejo de campo es un animal casi idéntico a los conejos domésticos. Era muy abundante pero las terribles epidemias de la Mixomatosis y la Neumonía Hemorrágica Vírica, provocaron un gran descenso de sus poblaciones y hoy está prácticamente extinguido en La Vera. De hecho, en El Guijo no se tiene constancia actualmente de la presencia de conejos de campo.

Tradicionalmente se cazaba con hurón. Para ello se tapaban las entradas de las madrigueras con redes y se metía dentro un hurón con un bozal. El animal hacía huir a los conejos que al salir caían en las redes. Otras veces, no se ponían redes sino que un nutrido grupo de cazadores esperaba con las escopetas a que saliesen los conejos para abatirlos. La carne de conejo es exquisita, con un sabor muy distinto al del insípido conejo de granja.

La liebre es una especie que prefiere terrenos llanos y abiertos por lo que en El Guijo no era muy abundante.

Respecto al lobo, considerado aún especie cinegética al norte del río Duero, se cazaba para evitar los devastadores ataques al ganado. Aparte de la caza, se hizo mucho uso de venenos como la estricnina. Este cánido desapareció de las sierras guijeñas a comienzos de los años 60 del pasado siglo.

El zorro también se cazaba por los daños que ocasionaba al ganado, particularmente a los cabritos y gallinas. Hoy apenas se caza.

Otras especies cinegéticas que tuvieron siempre menor importancia que las que hemos citado, son la paloma torcaz, la tórtola común, la codorniz y la becada o chocha perdiz.

Información aportada por Silvestre de la Calle García

Derechos de propiedad intelectual y reproducción

Licencia Creative Commons
Web de Guijo de Santa Bárbara por Asociación La Fuente del Pueblo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 3.0 Unported.