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martes, 11 de junio de 2013

El día del Señor o del Corpus Christi en Guijo de Santa Bárbara

El Día del Señor, como popularmente se denomina a la festividad del Corpus Christi en el Guijo, igual que en muchos pueblos de España, ha sido desde antiguo un día muy importante en el calendario religioso guijeño.

Influyó mucho en esta devoción:

 1º La pertenencia del Guijo a los Álvarez de Toledo, ya que estos señores fueron muy devotos del Santísimo Sacramento, devoción que inculcaron a sus pueblos, como también se ve en la vecina Tornavacas.

2º Los frailes dominicos y franciscanos, no sólo por ser vecinos sino por ser sobre todo auténticos padres espirituales de este pueblo y parroquia, transmisores de la doctrina sobre la presencia verdadera y permanente de Jesucristo en la Eucaristía.

3ª La devoción a Santa Bárbara que nos lleva siempre a Cristo Sacramentado, ya que a ella se acude para recibir la última Comunión o Viático, y así lo expresa el cantar: “Por tu grande perfección/ dispuso un sabio poder/ te llamasen a mi ver,/ madre de esta Comunión,/ dándola en cierta ocasión/ a Estanislao amorosa”.

Los orígenes de la festividad del Corpus en El Guijo se remontan al siglo XVII, en concreto al 11 de octubre de 1674, cuando queda establecida de forma oficial la Parroquia de Santa Bárbara al colocar en ella el Santísimo Sacramento. Ese mismo día fue creada en el Guijo la Cofradía del Santísimo Sacramento, segunda cofradía fundada en nuestro pueblo, un siglo después de la de Santa Bárbara; compuesta de alcalde, mayordomo, procurador, oficiales y pechero, considerándose al Santísimo Sacramento como patrón masculino del Guijo.



Por la gran devoción de los guijeños al Santísimo Sacramento, ya antes de ser fundada la Cofradía aquí, pertenecían a la Cofradía del Santísimo Sacramento de la villa de Jarandilla. Los años siguientes a 1674 siguieron celebrando esta fiesta y su octava en Jarandilla, en 1701 ya celebraban estas dos festividades en el Guijo con misa cantada y procesión.

A partir de este momento se fue desarrollando en el Guijo una de las fiestas más grandes de él, como en la mayoría de los pueblos, y con unas formas que casi no cambiaron y que llegaron hasta nuestros abuelos, como se ve en el Libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento del lugar del Guijo (1674-1756).



Analizando estas dos celebraciones, el Corpus y su octava, lo típico del Guijo son los “enguapaos”, esto es que, los que se han casado desde el año anterior al presente día enguapan con su ajuar de labores una especie de altar para que descanse el Santísimo en la procesión. Palabra curiosa esta de los enguapaos o de enguapar, que a veces la encontramos también como despectiva: enguapige.

El primer enguapao en el Rincón, el segundo en la Plaza, junto a la Fuente del Señor, y el tercero cortando la calle en la Fuente de Tía Josefa. Unos días después, el domingo, se celebraba la Octava del Señor, que a partir de mediados del XIX se realizó por la parte baja del pueblo, enguapándose solamente en la Plaza del Tejar (hoy Don Antonio), a la puerta de las Escuelas.

Los enguapaos se alfombran con tomillos y se engalanan con una especie de helecho que en el Guijo llaman palmas, tras pasar el Señor por el enguapao las mujeres recogen el tomillo para quemarlo durante las tormentas y los hombres las palmas para hacer un adorno en espiral y colocarlo en la solapa de la chaqueta o blusón.

También se enguapaban las paredes, balcones y ventanas por donde pasaba la procesión con sábanas adornadas con flores de los huertos. Preside la procesión el Santísimo Sacramento que va dentro de la custodia de plata Meneses de tipo de sol y estilo francés que fue adquirida en 1865, y que suplió a otra más antigua de metal amarillo, ésta la lleva el párroco del momento agarrada con el paño humeral blanco y amarillo. Acompañaba la procesión el sr. Juez y el sr. Alcalde con el Ayuntamiento en pleno para llevar el palio bajo el cual iba el sacerdote con la custodia. Delante iban los monacillos, uno con el incensario y la naveta y otro tocando la esquila.

A los lados iban los cofrades del Santísimo los cuales llevaba cada uno un cordón amarillo y morado del que pendía un crucifijo, uno de los mayordomos llevaba el farol que utilizaban para ir a dar el Señor a los enfermos. Después van los niños que habían hecho la primera Comunión el jueves de la Ascensión. Abría la procesión la cruz parroquial acompañada de dos ciriales y el estandarte blanco de esta Cofradía, que tenía una imagen del Santísimo adorado por los ángeles. Otro momento del día era el Ofertorio, celebrado por la tarde a la puerta de la parroquia, donde se llevaba el aceite para la lámpara del Santísimo y otras ofrendas, que llevaban los devotos para subastarlos en favor de la Cofradía del Santísimo, cuyos fondos destinaban para la iglesia.

Entre las ofrendas que se llevaban destacaban las cerezas, los cabritos y los corderos (años 50 del siglo XX), pero sin duda una de las más destacadas era el “queso dulce”, un queso de leche de cabra que en lugar de sal llevaba azúcar y era ofrecido año tras año por don Santiago de la Calle Jiménez. El Ofertorio se celebró desde la fundación de esta Cofradía, incluso se ofrecía y subastaba un Ramo adornado de roscas de pan y varias cosas ya desde el siglo XVIII.

Esta Cofradía, que fue siempre bastante fuerte económicamente, también se abastecía de las pechas o cuotas de los cofrades y del arriendo de las heredades que tenía y llegó a extinguirse a mediados del siglo XIX, en tiempos de la Desamortización, restaurándola don Antonio Jiménez y su esposa, los abuelos viejos, en 1863 y por último volvió a reformarse en 1935 esta Cofradía. Fomentó mucho también esta devoción el párroco don Ascensio, que había sido anteriormente fraile del Santísimo Sacramento o Sacramentino, es obra suya el monumental altar mayor de la parroquia guijeña con la inscripción: XTUS + DIVINUM SACRAMENTUM AMORIS (Cristo, Divino Sacramento de Amor).

Esta inscripción fue grabada en la piedra por el grabador Máximo de la Calle Jiménez, natural de nuestro pueblo. Otra de las celebraciones en torno a esta devoción del Santísimo eran las Minervas o Domingos Santísimos, que también eran comunes en muchas de las iglesias, consistían en la procesión del Santísimo Sacramento en el interior de la iglesia. En el Guijo comenzó el tercer domingo de abril de 1754, y en principio se festejaba cada dos meses terminando por celebrarse todos los terceros domingos de cada mes.


Información aportada por Silvestre de la Calle García y Marco Antonio Santos García.

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